El verano termina y empieza la escuela… Muchos habréis llegado de vacaciones y los peques llevan muchas semanas compartiendo los días enteros con mamá y papá. Llega el primer día en la escuela y algunos niños vendrán contentos a clase, otros estarán un poco más sensibles y otros pueden tener alguna rabieta. Todo forma parte de un proceso natural y no hay un tiempo exacto para el periodo de familiarización, dependerá del ritmo de cada uno y es fundamental mostrar compresión, paciencia y calma.
En esta etapa, el objeto de apego o transicional puede ser muy importante para algunos niños. Por lo general, este objeto los remite al contacto con sus padres y suele ser suave y blando, algo que los hace sentir protegidos y les proporciona recursos para poder controlar la ansiedad que les causa la separación.
Puede suceder que el objeto de apego de nuestro peque no sea ni el más bonito ni el más limpio, incluso puede tener un olor peculiar… No pasa nada, lo importante es que le aporte seguridad y que, en momentos de angustia o separación, le haga compañía y lo sostenga. Este objeto le ayuda a regular sus emociones, por eso le acompaña a todos lados y si en algún momento lo guarda debe ser en un lugar a su alcance y a la vista.
Los niños suelen adquirirlos durante los primeros meses y a medida que aprenden a gestionar sus emociones y autonomía, disminuye su dependencia hasta dejarlo del todo, algo que suele suceder alrededor de los tres años, pero cada niño tiene su ritmo así que no hay un tiempo exacto.
Y recordad: no todos los niños adquieren un objeto de apego, pero igualmente encontraran recursos alternativos que les proporcionen seguridad, es un proceso natural durante la etapa infantil.