En muchas ocasiones nos hemos preguntado sobre la necesidad que tienen los bebés de llevarse todo lo que ven a la boca. En los primeros meses de vida, la visión y capacidad auditivas de los bebés no están del todo desarrolladas, por ello cuando ven un objeto no les basta con mirarlo, necesitan metérselo a la boca para poder conocerlo. Es un acto instintivo que ayuda a desarrollar la coordinación de mandíbula, lengua y labios favoreciendo el proceso de masticación y del lenguaje.
Los bebés tienen el instinto de succión desde que están el útero materno, en esa etapa ya se chupan el dedo, es algo que forma parte de su desarrollo intelectual. La fase oral, empieza desde el nacimiento y suele durar hasta los 18 meses, es por ello que mucha de la energía física y emocional se encuentra en la boca del bebé.
Es una etapa natural, necesaria y muy intuitiva, en ella van descubriendo todo lo que esta a su alrededor, conectando con su mundo exterior y su cuerpo. Toda esta integración les brinda seguridad y los hace sentir más calmados. Gracias a este impulso innato se inicia la curiosidad por explorar.
Aproximadamente a los tres meses, descubren su cuerpo, sus pies, sus manos y tienen muchas ganas de llevárselos a la boca. Seguro que habéis observado su capacidad de meterse todo su puñito la boca, puede que tenga hambre o que esté inquieto y eso le da calma. Esas acciones también les van preparando para poder succionar y alimentarse mejor. Esta conducta no sólo está relacionada con el acto de alimentarse, la boca les permite explorar y distinguir los distintos sabores, texturas, temperaturas y, poco a poco, también aprenden la funcionalidad de cada objeto. Suelen reconocer los objetos de su entorno primero observándolos, luego los llevan a la boca, los saborean y los muerden con las encías y todo este proceso les aporta tranquilidad.
Ahora que sabemos que esta conducta forma una parte importante de su desarrollo, debemos evitar prohibirles llevarla a cabo, sólo estaremos muy atentos a todo lo que se vaya llevando a la boca y, si en algún momento se lleva a la boca algo que no debe, se lo explicaremos tratando de reemplazarlo por otro objeto. Esta etapa es fundamental, por eso es mejor no limitarlos ya que, de hacerlo, podríamos retrasar ciertas vocalizaciones y aprendizajes.